lunes, 27 de abril de 2009

hablar contigo

El tiempo se hizo verbo.
Y el verbo se hizo abrazo.
Te vi.
Te oí.
Esa leve cascada de palabras serenas y emocionadas, sabias y humildes, anidando una a una en mi cerebro, acompañando el ritmo de mis venas.
Y supe que la lluvia, las tempestades y las tormentas ocurren tal vez para dejar la tierra más fértil.
Vi de nuevo tus ojos del color de mi esperanza.
Y esa sonrisa que alguna vez anidó en mi vientre.
Chiquito.
Sangre de la sangre que algún momento pensó en detenerse por la fuerza del dolor.
Ángel que se levanta poco a poco después de caer.
Almita.
Chiquito mío que sin embargo ya no cabes en el hueco de la mano.
Ni dentro de los ventrículos acelerándose en su bombeo al recoger la humilde sabiduría de tus palabras de niño que ha bajado a los infiernos para hacerse hombre.
No sé lo que vendrá después: los dioses suelen ser caprichosos y el destino camina por ahí de espaldas, como el noveno arcano, marcando tan solo el pasado con la vacilante luz de su linterna.
Pero tu voz resuena aún en mis latidos: siempre estuvieron, hay tanta gente detrás de mi recuperación.
Tu voz, recordando nombres que pensé que se te habían borrado o que ni siquiera determinabas: Anita, los abuelitos, el Jero, la Mari, el Juan, la Luna, los tíos, Santy, Paco, Pancho, Franc, Luli… junto a los nuevos nombres: Jairo, Hernán, Lorena, Fabián, María Luisa… y la gratitud para todos matizándote la esperanza de los ojos.
¿Qué precio tiene abrir por fin el corazón?
Semilla del amor que un día creí perder.
Florcita herida que lentamente recupera el color de sus pétalos.
Tus brazos en torno a mi torso.
Y en medio del abrazo más esperado de la vida, una sola palabra que coloca las cosas en su sitio:
-Mamita.

domingo, 26 de abril de 2009

preludio (dolor)

esta espinita
esta derrepéntica gana de abrazarse a una almohada
a un peluche
o a un recuerdo feliz que ya no está
esta urgencia de glándulas lacrimales a chorros
aunque no se comprenda bien
por qué
/pero por favor que sea sin más ruido que la música de fondo/
este no saber
haber vivido y aparentemente todo bien
pero
ay
ay
ay
esa guitarra de leo brower
tan solo arañando el aire
y el alma
esta necesidad de una tímida presencia
con silencio cómplice
este preludio
dolor

viernes, 10 de abril de 2009

la esperanza tiene el color de tus ojos

Ayer te vi.
A los tiempos.
No sé si has crecido en talla; pero veo en tu rostro algo que no estaba antes.
Madurez.
Ya no quiero recordar los malos ratos. No quiero pensar nuevamente en todo lo que ayer me forcé a recordar para poder causarte el golpe necesario que te hiciera tomar conciencia de que uno no puede andar por ahí autodestruyéndose y de paso arrasando con la vida de quienes nos aman.
Simplemente, ayer te vi.
Y vi en tus ojos una nueva luz.
Algo que no había.
Esa luz, a veces triste, de la comprensión de lo que va más allá de nuestras posibilidades.
Ya no vi orgullo ni arrogancia.
Vi las marcas del dolor y de la separación forzada.
Y vi el reflejo de mi propio dolor.
Sin embargo, te vi bien, y eso es lo que cuenta.
Hubo lágrimas por ahí, para demostrar que tu alma no se ha echado a perder aunque a veces así me haya parecido.
Pero también hubo alguna sonrisa.
Tu sonrisa.
Eso que creí no volver a ver nunca más.
Y pude sentir tus latidos tan cerca de los míos como cuando ocupabas un espacio dentro de mi cuerpo, aunque no nos hayamos podido abrazar.
Ayer te vi y vi cómo la vida se puede reciclar después de las tormentas.
Y entendí una vez más que el camino es andando.
Y supe que hay esperanza en todas partes.
Esa esperanza alada y maravillosa que hoy por hoy tiene el mismo color de tus ojos.

itinerario

ahora sé que parís me está vedado
y los pasos sangrantes de la muralla china
incluso tal vez las callecitas de buenos aires
otras manos
trazaron mi destino
para destejer el nudo incierto de mi corazón confundido
y las desolaciones que se entretejieron
en la vida que pretendí dar
viajar venas adentro
fascinante trayectoria a la que sin embargo
a veces me resisto
/da miedo
¿saben?/
mis afectos perdidos
y la mano extendida de mi búsqueda de amor
tan solo para terminar comprendiendo
al fin de mucho llanto y mucho insonmio
que son los corazones que se nos dan sin miedo
los mejores destinos
para nuestra bitácora angustiada

conocer
conocernos
dejar sangre y retazos de piel en otras manos
eso nos toca a algunos
y no es malo/qué va/
tan solo diferente
ir indocumentados por las selvas ardientes
de nuestro propio miedo
nuestro absurdo secreto y cotidiano
y el faro de esperanza que nunca se nos pierde
más allá de que todo parezca estar en contra

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