también me habría gustado
presentarle a esta mujer
de ley
se habría enamorado
como de la guitarrista paraguaya
así
al verla tocar las czardas de monti en ese acordeón gigante
pero ya no se pudo
y estoy aquí
a solas con la música
escribiendo de estas cosas
que se me rompen por adentro
porque con los primeros acordes ya no viene despacio
a preguntar
tan tímido
discreto
y adorable
quién toca o qué es esto
y porque ya no se quedará más
escuchando en silencio al lado mío
las voces de los dioses de verdad
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