las que crían hijos de otros

por necesidad

o por lo que sea 

aunque siempre termina siendo por cariño 

y sin ponerle trabas al amor

cambian pañales

curan heridas

acunan en el llanto

recogen primeras palabras y primeros pasos 

mocos y besos a partes iguales  

y protagonizan anécdotas de esas que devuelven el anhelo de vivir en las horas oscuras 

cuando hay que jugar son tan niñas como los que cuidan

pero aconsejan mejor que abuelas sabias 

encuentran todo lo que se pierde  

y a veces hasta defienden de reprimendas y castigos 

/llevándose su parte/

el lazo puede volverse más fuerte que la sangre 

cuando van a la presentación de la escuela 

porque mamá o papá tienen que entregar un proyecto urgente en el trabajo 

porque están de viaje 

o porque simplemente no pueden ir

hay demasiado qué hacer en su agitada vida de gente de sociedad 

esperan en la parada del transporte 

con el abrazo siempre pronto 

y las preguntas que recogerán lo acontecido en el colegio con la misma solicitud con que cargan la mochila  

a veces han venido de otro país 

huyendo de la violencia o distrayendo a la miseria 

y enseñan a hablar con la dulce cadencia de su acento 

tal vez un día la vida se tuerce 

y se pierde un arete o un collar 

que meses después de la humillación y el portazo final entre sollozos 

se encontrarán empolvados debajo de un mueble grande

o simplemente el tiempo pasa

los niños crecen y entienden cosas horribles 

alguien les recuerda con displicencia que su lugar en casa está tras la puerta de la cocina 

o el viento del destino hace lo suyo 

arrastrando a las personas por cualquier sendero como si fueran hojas de papel o polvo en el aire

pero una huella quedará en un corazón 

cálida e indeleble 

por el resto de los días 

como el retazo del más puro amor altruista y sencillo 

que nada borrará con nada 

nunca más