si finalmente
algo o alguien por siempre se quedó
como esa buena amiga que te espera en silencio
al final del desastre
fueron las palabras
después del desamor
la ingratitud
o simplemente las cien mil quinientas y más formas del no
del ya no
del ya mejor no
y porque no además
siempre hubo cómo echar mano de alguna de ellas
de algunas de ellas
yo fui la ingrata
que las quiso cambiar por tarjetitas de colores
por falsas pajaritas de papel
por cualquier cosa
pero ellas
tercas
y también amorosas
ahí estuvieron
para decir el llanto sin escándalo
y para en el silencio resonar despacito
con los latidos lentos después del desencanto
fui yo la traicionera
que quiso ver el mundo
mintiéndose ilusiones sin sustento
y fingir que existía algo mejor
pero ellas
fieles
nunca me dejaron
tal vez tan solo un poco se escondieron
pero siempre esperaron
para ser algo más que el pañuelo en la almohada
hasta que yo entendiera
que sin ellas cualquier magia es mentira
y para sostenerme en mitad de la sombra
haciéndome saber
que siempre fueron todas para una
y yo para ellas
una para todas
No hay comentarios:
Publicar un comentario