viernes, 10 de septiembre de 2010

sin nombre


a ti que vas a donde quieres
porque los imperios del mundo te han favorecido con sus visas y permisos de entrada
a ti
que no tienes miedo al subirte a un avión
entre otras cosas porque es un avión
y no una barquita endeble en medio del mar
ni el bus o contenedor de camión que en alguna parte del camino será interceptado por los zetas para obligarte a formar parte de sus huestes
mula
sicario
pequeños ojos visibles del monstruo de mil tentáculos
y si no aceptas chao nomás
a ti
repleto de maletas de ruedas boarding pass y pasaportes y tarjetas de crédito
digo
¿no te hace nada mirarte en ese espejo
de setenta y dos cuerpos yaciendo sobre la grama?
¿no te quita un minuto de sueño
/por decir lo menos/ 
imaginar las catorce estaciones del viaje hacia la muerte
el corazón desenfrenado
la tortura
y en medio del pánico el último pensamiento para todos los que se ama
sabiendo que nunca más?
dicen que todo sucede por algo
y sin embargo a veces dudo
¿para qué los setenta y dos cuerpos en la grama?
¿para qué los prófugos y su estremecedora valentía más allá del horror?
¿para qué si en el mundo las leyes siguen igual siendo cómplices de quienes arrebatan la vida y el aliento?
¿para qué si las cosas siguen igual?
¿para qué si la risa del sol no se para a llorar un minuto por lo que no está bien?
¿para qué si lo comentamos un día con el periódico sobre el desayuno y después continuamos viviendo lo de todos los días sin que nos haga mella la tragedia de la que no creemos formar parte porque somos del mundo de los ricos los buenos y los bellos?
dime
¿no te remueve un minuto la conciencia estar aún aquí?
¿no te sabe mal la comida que engulles tres o más veces al día?
¿no te estremece ni un así la risa de tus hijos
la comodidad de tu hogar
los viajes de placer
y todas las opiniones drásticas y prepotentes contra los que no son lo que tú crees que deberían ser?

ay

la rama que enderecé
le dio las gracias al viento
será que no me miró
o tal vez no quiso que fuera yo

el polluelo que abrigué
al salir el sol voló
será que no le importó
o tal vez no quiso que fuera yo

la flor que sembré y regué
muy pronto se marchitó
no entiendo lo que pasó
pensé que nadie lo haría mejor

el llanto que un día enjugué
en las manos me quedó
alguien sonríe otra vez
y de mi nombre ya se olvidó

el día vendrá después
para barrer el dolor
no sé si en la oscuridad
alguien recoja mi corazón

la flor que alguien más cuidó 
un brote verde me dio 
ahora comprendo mejor
este agridulce sabor de amor

dicen que basta sembrar
para poder cosechar
nadie sabe qué vendrá
ni cuánto tiempo se tardará

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