domingo, 29 de abril de 2007

SEXO BRUTO

La violó un macho. Un macho de manos burdas y tronco fuerte. La violó porque aprendió el sexo bruto genital, y porque se sabe que en este país la violación es una acción patológica que a veces sucede por un extraño o por un marido o por un amante o por un alcahuete de bragueta dura.
La violó y se fumó un tabaco luego. La chica, la mujer, el cuerpo, el alma, el miedo agarró al macho y lo ahorcó rabia. Lo dejó dormido.
Sexo bruto. Muerte bruta. Cuerpo necio. La violación de la chica ocupó la coyuntura que los medios dan a la fatalidad humana: desgarra pero pasa. El llanto pasa. El dolor pasa. La culpa crece.
Ahora resulta que la chica que aguantó el sexo bruto es una homicida, una loca, una fugitiva.
Los medios la olvidaron, peor, olvidaron la bragueta enferma. Ahora solo ella existe. Porque lo mató, porque tuvo fuerza, porque tuvo rabia, porque no soportó la afrenta que vendría pronto.
La afrenta de un ambiente social fundible y fundido. La afrenta de ser una mujer rota. La afrenta de no defenderse sin matar al macho. La afrenta de contradecir el canon de la virginidad castrada.
Sexo bruto. Niña mató a violador. El orgasmo de la muerte abrupta. La ley agazapa en su ley el delito del crimen del himen, y delata el delito del crimen en defensa propia. La violación comprobada: abrir las piernas, otra vez, para que un galeno y dos espátulas revisen la telita rota. Doble afrenta. Doble lupa de pudor sin nombre.
Sexo bruto. La violó y murió por eso. Lo humilló en la asfixia del placer mortal. La hazaña, la defensa propia, la dignidad exprimida en el gañote del macho –nada erguido ya- se ahogó en el túnel del dolor de ella.
Ahora resulta que la niña no pudo matar al macho. La mujer es débil. Pero ella era (es) una atleta. Mil historias. Mil versiones para justificar la imposibilidad de una mujer usando la fuerza como una palanca de vida, de otra vida: la otra vida de una mujer violada. Mil maneras de sacar la ley para salvar al muerto y demonizar a la viva.
Ley de los libros muertos. Ley de los hombres. Ley de las hembras con hambre. Culpar a los vivos para salvar a los muertos.
No entiendo nada. Solo sé que hay momentos que permiten salvar la furia a través de la furia... Y que la furia, la emoción, lo humano, tiene en su centro la sombra del instinto y la garra de la supervivencia... Solo sé que hay instantes, inmensos instantes, en que la muerte es mejor que la vida destruida, criticada, censurada, por la vida perfecta de los otros, los sabios, los juristas, los chapas, los curas, los buenos y las buenas.
Sexo bruto. La tara de una humanidad que no comprende la superioridad del instinto de vida y del instinto de muerte.
Sexo bruto. Lo mató porque violó más que una intimidad descuidada, desconocida, escondida; violó el principio de consentimiento, de ganas, de olores gratos, de sabio deseo.
Sexo bruto. Lo mató porque violó el principio de perdonar el pecado, es decir, el pecado del macho.

Carol Murillo Ruiz
cmurilloruiz@yahoo.es

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