sábado, 2 de junio de 2007

LOS ADIOSES


inevitables

con frecuencia brutales
desgarradores
o simplemente
así
como irse dando cuenta
de que no volverán aquellas tardes
de chismes y café
de risas enlazadas con nostalgia
y escenas de películas contadas
con el sol en la calle o el jardín

los paroxismos de los cementerios
o la cara pegada a una malla de aeropuerto
oxidada de lágrimas
viejas y repetidas
el impúdico dolor
que recogen las cámaras
y los fotógrafos de los periódicos
sin pañuelos que valgan
o simplemente
este silencio
en donde ayer estuvo aquella voz
esta penumbra gris
en el azul espacio que una vez fue tu luz

qué duele más
/pregunto/
qué duele más
acaso el desgarrón que exhibe sin pudor
la sangre del adiós
o deambular despacio y en silencio
por la antigua ciudad
entendiendo que estás
pero no estás

2 comentarios:

Ruth Hernández Boscán dijo...

duele saberlo...

te abrazo

Lucre dijo...

DE SARITA SERRANO:
Los Adioses, un poema, profundo, sensible, tierno. Una radiografía poética del espacio doloroso de la ausencia del ser amado. Lágrimas que oxidan las rejillas de aeropuertos, luz azul como memoria de la energía del ser que fue carne de uno o una. Poema de delicada nostalgia adornado conversacionalmente con con una pregunta sabia. ¿Qué duele más?, dice la Lucre, y ensaya dos ideas que tienen, quizá, el mismo parámetro del dolor relativo al ya no estar: el momento desgarrado en que el ser amado se va y el momento posterior en el que la ciudad y sus espacios verifican la inexistencia del ausente y arañan el corazón del o la que se ha quedado.
Gracias, Lucre por compartir esos otros rostros del amor ausente y hacerlos poesía.

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