domingo, 27 de enero de 2008

"MI" ECUADOR

Amo a mi país.
Lo suficiente como para entender que es una realidad más allá de cualquier bandera, escudo, himno o icono de cualquier clase que pudiera representarlo y que no hace más que eso, representar una realidad mucho más compleja y diversa que el simple amarillo azul y rojo, salve oh patria o cóndor con las alas desplegadas.
Amo a mi país.
Lo suficiente como para que me duelan las palabras y comentarios de quienes se han ido al extranjero, por el motivo que haya sido, y regresan a comparar y a descalificarlo todo per se demostrando así solamente la tremenda inseguridad del ecuatoriano promedio, sea de la clase social y económica que sea.
Amo a mi país.
Lo suficiente como para aceptar que en su seno existen personas de diversas tendencias ideológicas, todas respetables, como cualquier pensamiento o sentimiento de las personas que, con ánimo bien intencionado las profesan, y también todas espúreas, como cualquier ambición o interés particular de las personas que siempre tratan de pescar a río revuelto y de aprovecharse de cualquier situación para su beneficio personal.
Amo a mi país.
Lo suficiente como para que me angustien la miseria, la pobreza y la desigualdad que han marcado la mayor parte de su historia y que se siguen reciclando día tras día y que la caridad (bien intencionada en algunos casos, quién sabe en otros) intenta paliar, no más que eso, porque en el fondo sé bien que la filantropía no se haría necesaria si hubiera verdadera justicia y equidad.
Amo a mi país.
Lo suficiente como para comprender bien que no es solo 'mío', sino de todos. Lo suficiente como para aceptar que mis deseos, opiniones y tendencias políticas no son la verdad absoluta y que en una democracia siempre cuenta -aunque no sea la mejor - la opinión de la mayoría. Y que si la mayoría, por fin conscientemente y después de mucho equivocarse y mucho sufrir, opta por alguna solución con la que no esté totalmente de acuerdo, por algo será.
Amo a mi país.
Lo suficiente como para no aterrorizarme ni emperrarme por iconografías y símbolos que en el fondo y desde siempre solo fueron producto de la angustia de los más pobres mal utilizadas por la ambición de los más ricos, lo suficiente como para leer entre líneas las opiniones de todos los que opinan, y también el silencio de todos los que se callan.
Amo a mi país.
Por eso me quedo. Por eso busco las cosas buenas que esconde entre los recovecos de sus supuestos 'defectos'. Por eso no lo llamo 'mi' Ecuador. Porque amarlo también es entender hasta la médula de los huesos que no me pertenece solo a mí, ya lo dije. Y porque sé que, si de alguien puede ser, sería de todos aquellos anónimos ecuatorianos que lo construyen día a día desde la miseria, la angustia y el sufrimiento, sin atreverse ellos tampoco a llamarlo 'mi' Ecuador, aunque habrían tenido que ser desde siempre sus legítimos, verdaderos y auténticos dueños y propietarios.

1 comentario:

Lucre dijo...

Quiero decirte que yo también amo a mi país.... por que en él crece gente capaz de escribir uniendo pensamiento y corazón, convirtiendo cada palabra en un nuevo himno nacional, de esperanza, de fe renovada que seguramente algún día, acompañarán como símbolos al cóndor libertad, y serán también parte de nuestro escudo.....

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