lunes, 7 de enero de 2008

NO SER DEL MUNDO

No matriculé el auto.
Debería sentirme culpable, pero por más que hago, no puedo.
Ando a llevar un sobre manila con lo que podríamos llamar la matrícula 'en bruto': los papeles del traspaso de dominio, el revisado del Municipio, los recibos del banco e incluso del pago de la multa por no haber matriculado el carro.
Me acuerdo mucho de las palabras de uno de mis ídolos, aunque ni siquiera esté segura de su existencia histórica: "Mi reino no es de este mundo". Yo no tengo un reino, y a este paso lo más probable es que no lo tenga nunca, pero quizá, como persona, lo más probable es que no pertnezca a este mundo.
No manejo bien el dinero. No sé bien los órdenes de los trámites. Pago los impuestos prediales cada tres años, con el consiguiente derroche de multas e intereses. Me entero de todos los requisitos administrativos para cualquier cosa tarde, mal o nunca.
Antes vivía agobiada con esto. Y ahora a veces todavía me siento un poco mal, pues daría mucho de mí por ser como esas personas que tienen todos sus papeles en regla, todo en orden en un hermoso fólder de acordeón de donde, cuando se les pide por ejemplo una factura del agua del año 1998, mes de septiembre, la extraen y saben además que en ese mes gastaron más agua que, por ejemplo, en el mes de noviembre de 2002. Nunca se les escapa una factura, una retención en la fuente, un iva recuperado. Yo las envidio, pues vivo en el despelote, pagando multas, agobiada porque ya mismo se vence algo (una deuda, un plazo de revisión vehicular, una fecha límite para la entrega de un concurso...).
Sin embargo, cuando más agobiada estoy, me da por preguntarme: ¿mismo será de vivir así? No quiero ser mal interpretada. Supongo que tanto papel, tanto plazo y tanta regulación ponen orden en lo que de otra manera sería caótico, desesperante, y, dada la naturaleza humana, conduciría a un sinfín de abusos, estafas y problemas. Pero tengo la impresión de que toda esa burocracia, esos requerimientos, ese orden del mundo... ¿no será lo que contribuye a que seamos a veces tan infelices? El planeta entero vive quejándose del estrés; pero al mismo tiempo se crean tantos modos de reeditarlo y reciclarlo que más bien parece que nos gusta, que sin él no podemos vivir.
En fin, lamentablemente no tengo reino, pero si lo tuviera tampoco sería de este mundo. Sería, posiblemente, de un mundo menos complicado con tanta cosa, menos papeles, menos trámites, más perdón para los despistados...
Y quizá por eso mismo nos va tan mal en el mundo a los que, sin tener reino, pensamos que, si lo tuviéramos, sería de otro mundo.

1 comentario:

Xavier Oquendo Troncoso dijo...

Santa Lucre

que genial artículo. No te imaginas como lo he disfrutado, me he reído con mandíbula batente, sabes porqué, porque yo tampoco matriculé el auto, jajajaja. Y ni he pagado la multa solo tengo la carpeta de papeles que llavamos de un lado a otro y creo que el recibo de pago ya se está borrando. Me muero, esta vida es tenaz.

Le leí a Julia el texto. Lo ha disfrutado. Creo que hay un poco de todos en tu bello texto. Ah, pero una cosa más, yo si tengo una hermosa carpeta violeta de acordión, en donde guardo las cosas, lo triste es que nunca encuentro las facturas. Un beso

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

compartir