y permanezco
a veces
/para qué voy a negar/
abriéndole la puerta a la amargura
para beber de sus lugares comunes
aún
estoy aquí
enamorada de estatuas de cera
sin preguntarme cuándo
porque ya sé que nunca
/eso es lo más probable/
pero a veces por qué
y por supuesto
qué quién cómo y dónde
el tiempo ha comenzado
a marcar ya mi piel
y quizá poco a poco
mis pasos y mi voz
y sin embargo
estoy
y permanezco
ajena a veces
rebelde siempre
aunque no sepa mucho qué es lo que toca hacer
desprovista de dioses
y de miedos
un poco triste
por eso que le dicen el temperamento
un poco alegre
por eso que le dicen sal quiteña
un poco ajena
porque nunca pertenecí
y un mucho sola
porque así lo quiso alguien
que decidió sin preguntarme nada
pero ya no quiero rogarle
migajas al tiempo
ni manos tibias a la noche en celo
ni robar besos por medio de asaltos
a mano desarmada
ya no quisiera mendigar secretos
ni sonrisas
que me definan
o me sobrecojan
para luego volverse hachas y agujas
ni lamentar el frío
que asola los ventrículos en cada despedida
pude dar vida
y dar a luz palabras
/esas historias que me construyeron
sin yo reconocerlo/
puedo mirar el sol cada mañana
y decir estas cosas
que ya no sé si importan
o interesan
pero que por lo menos cobran forma
y hacen más llevaderos los silencios
y el paso desolado de los viejos fantasmas
1 comentario:
"hacer más llevaderos los silencios..."
no sé si se pueda,
tratemos
te abrazo
Publicar un comentario