lunes, 10 de marzo de 2008

LA DESMEMORIA

Comienza el mes de la mujer con una invasión insólita a nuestro territorio de la que por hoy prefiero no hablar.
Luego, oigo la radio, y un trío bien intencionado canta el bolero 'Toda una vida' con ilusión inusual... por mes de la mujer. Hubo un show, espectáculo o como se llame, donde las mujeres recibieron el homenaje de ese y otros tríos con boleros como 'Perfidia' (de la mujer, claro), algo así como 'Ingrata mujer' y para culminar, el esquizofrénico bolero 'Corazón loco'. Las mujeres que asisten, invitadas por sus consortes, amantes, novios, hijos y abuelitos lloran emocionadas por el detalle.
En España una página web anuncia que dará un curso para universitarias que quieran ser una muer 10/10. ¿De qué va el curso? De aprender a coser el bajo de un pantalón, de hacer una tortilla española rica, de saber qué alimentos y ejercicios ayudan a mantener el tipo (¿qué tipo será, por Dios?).
Veo los periódicos: nadie habla de electrodomésticos, nadie vende aspiradoras y no ha salido el consabido suplemento de Orve Hogar ni de Créditos Económicos que suele salir por el Día de la Madre, porque la madre es una clase de mujer que ni se da cuenta de cuándo es ocho de marzo y que está ávida de tener aparatos que le simplifiquen las tareas del hogar. Pero hoy los dueños de periódicos y almacenes han sido delicados. Lo que sí se ve son shows de tríos, veladas de tango, anuncios de lencería prostibularia. Eso. Por día de la mujer. Cenas en hoteles de lujo. Dile cuánto la amas.
El ocho de marzo es sábado de una semana en la que no he tenido un solo minuto para mí, como seguramente les ocurría con frecuencia a las pobres mujeres de la fábrica Cottons, en cuyo honor celebramos esta efemérides, antes de morir asesinadas por un empresario a quien prefiero no calificar. Entre el suero del gato que tuvo que internarse en la clínica, la gripe del hijo que se rehúsa a consumir cualquier tipo de medicamento, las obligaciones de todo tipo, mi propia desorganización y un Modelo Estudiantil de Naciones Unidas me han quitado incluso el derecho de ir al dentista a parcharme una muela cuya caries parece estar ya llegándome al ojo. Voy con mi hija a un bazar para comprar una tabla periódica para el rebelde. Amablemente, el señor del bazar nos ofrece un chupete para Anita y una rosa para mí. La rechazo, y le dijo que me dé a mí también mejor un chupete, después de todo, en este día de tanta confusión, hasta la gula más intrascendente puede ser un derecho femenino.

2 comentarios:

Lucre dijo...

DE FABIÁN JARRÍN

Yo, tan poco dado a celebrar "El día de...", fuera de quien fuera, celebro sí, la inteligencia y el humor que la delata y del que te sirves para decir cosas de fondo como la que has dicho en este artículo del cual tuvimos ya anticipo el sábado pasado.

Gracias Lucrecia!

María Clara Barrera dijo...

Como siempre, genial! Cómo escribes las cosas que todas vemos y no podemos ni decir y peor escribir?
Lo de los electrodomésticos es genial y lo del chupete mejor todavía. Un beso por tu día, el mío y el de todas las mujeres que no tenemos ni tiempo para ir al dentista. Por suerte lo de la lengua ya me pasó, tú sabes de qué se trata.
Un beso,
María Clara

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