viernes, 25 de mayo de 2007

EL INFIERNO


a Whisky, más afortunado que muchos
Sucedió en la Plaza Grande de Quito, mientras hacíamos un subrepticio y clandestino taller de lectura de poesía con mis estudiantes de sexto curso. Una perra, mestiza, mediana, salió de entre los matorrales, se arrastró por la plaza, comenzó a convulsionar y murió, allí, delante de nuestros ojos. Era un ejemplar sano, de pelaje brillante, robusto, de negras tetillas que anunciaban su fertilidad y su fuerza. Se estremeció durante unos minutos, se quedó tiesa, y después todo su cuerpo se ablandó. Alguien acercó el cadáver a un tarro de basura y lo dejó en el suelo. Uno de los asiduos de la plaza, un hombre mayor, me contó que son los mismos policías municipales quienes se encargan de envenenar a los perros callejeros. No pude comprobar la noticia, pero me dicen que es muy posible que así sea.
Durante todo el resto del día me persiguió la imagen de la perrita y sus estertores de muerte, decidida, decretada no por el destino ni por el Padre Eterno ni cosa parecida, sino por un posible guardia municipal u otra especie de ser humano que pulule por ahí, creyéndose superior a las aves de los árboles y los perros de la calle solo porque supuestamente “piensa”. Y me pregunto, si los perros ‘pensaran’ como los humanos, ¿hace cuánto tiempo nos habríamos extinguido?
Sé lo que me dirán: cacas de perro por todas partes, peligro de rabia, qué tal si uno de estos perros muerde a un niño... Todo lo que quieran, lo sé. Pero los perros, y los monos araña, y los jaguares, y los elefantes, y los leones de los circos, y las ballenas azules también tienen argumentos respecto de exterminar al hombre de la faz de la tierra: no precisamente cacas de hombre por todas partes; pero detergentes en el agua, petróleo en el mar, humo de fábricas en el aire, hábitats destruidos por donde la insidiosa y parásita especie decide crear urbanizaciones, fábricas, carreteras, explotar minerales y quién sabe qué horrores más… ¿Peligro de rabia? ¿Qué es más destructivo que la rabia, la ambición, la estulticia de la especie supuestamente más ‘inteligente’ del planeta? ¿Qué tal si uno de esos perros muerde a alguien? Bueno, los animales del planeta todo saben bien de los diversos tipos de mordiscos de los humanos. Y sin embargo, salvo casos muy puntuales, a ninguna de las otras especies se le ha ocurrido organizar una campaña de exterminación (toreo, envenenamiento) contra la especie más destructiva del planeta.
Hoy no quiero dar soluciones, aunque estoy segura de que muchas hay. Pero no tengo fuerzas ni ánimo para ser propositiva. Me avergüenzo de mi especie, de mi supuesta superioridad, de mi ‘racionalidad’ asesina. Me avergüenzo de los nombres de animales que he usado como insultos sin darme cuenta del contrasentido. Me avergüenzo de formar parte de la raza de demonios de este infierno que los seres más inocentes viven día a día, por no haber cometido más pecado que el de querer compartir su espacio y su belleza con nosotros.

2 comentarios:

Lucre dijo...

DE GABRIELA BUSTAMANTE:

Hola Lucrecin:
Te cuento que tu blog me dio en el alma, y no solamente porque TODO es
cierto sino que para colmo se peridió la Amy, la perrita de Ana Maria,
y pienso en todo lo que le pudo haber pasado... con suerte está en
alguna casa donde le mimen. Cuando nos hemos ido de vacaciones por 2
semanas a los pocos días ya no comía.. ojalá que ahora sí coma.
Para más colmo, acabo de ver en un canal americano del cable que han
confiscado comida de perros que contiene de TODO hasta los mismos
perros que han sido agarrados por la sanidad por estar en la calle,
dicen que está comprobado que venden estos perros a esta industria
para que sean molidos.. que horror no?
No te aterro más, pero la verdad es que no podemos hacer más que
cuidar que no se nos escapen los perros y no vean el horror de la vida
real!!!
Sacarasle a pasear a tu Whisky!!! y a darles arroz con lo que haya...
Por si acaso, la comida de perros de Molinos La Union, que se llama
Pascual no usa sino harina de carne ( mi querido es el gerente
técnico, ja,ja.)
Un beso,
Gabriela

Lucre dijo...

DE SARA SERRANO:
El lobo, del poeta nicaragüensa Rubén Darío, enseñó al mínimo y dulce San Francisco y, por su intermedio, a todos nosotros que prefería ser parte del bosque, el risco y la soledad a la mezquindad e indolencia humana; ser salvaje, a convivr con aldeanos crueles e ignorantes.
.... "Y así me apalearon y me hecharon fuera" , decía el lobito explicando sus motivos. Había tratado de dejar su naturaleza salvaje para domesticarse y comer y lamer la mano de los hombres siguiendo el consejo del Santo naturalista, para solo, al pasar del tiempo confirmar, que la verdadera maldad y la depredación anidaban en el espíritu humano. No en los animales.
¿Qué hemos hecho con el planeta? Desde el Génesis, nuestra supuesta superioridad debió haber sido para cuidar y proteger según se infiere éticamente del mandato del Creador, pero, tomamos esa diferencia como supremacía y potestad para matar y atormentar a nuestros hermanos animales y a nuestros congéneres. ¿Cúantos esqueletos tenemos en el armario". ¿Cúantos con colas y patas también?
Lindo el artículo, Lucre.
Un abrazo, Sara

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